a mi padre, que murió soñando con un mundo más justo

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lunes, 19 de diciembre de 2011

perseguido por buenas razones

Los que nada tienen que perder es normal y lógico que arriesguen. Fue la fuerza de los humildes, el ímpetu de legiones de desheredados la que derribo las barreras que la injusticia social había construido durante siglos. Derribó esas barreras que hoy algunos pretenden volver a levantar. La “chusma” adquirió conciencia y asumió objetivos a medio y largo plazo, dejo ser “chusma” para convertirse en pueblo, se volvió mucho más peligrosa y atemorizó a unas élites que se vieron obligadas a hacer concesiones, concesiones que hoy, pasado el miedo, esas élites ya no consideran necesario mantener.
Pero es probable que esa “famélica legión” de la que hablaba La Internacional ni siquiera se hubiera puesto en marcha sin el apoyo y la cobertura de gentes cultas e instruidas de las clases medias y altas. A veces pienso en lo que esa gente se jugó demasiado por los demás, puso su vida, sus bienes y sus familias en riesgo. Muchos sufrieron y sufren hoy persecución, tortura, destierro, fueron asesinados, lo perdieron todo; su mérito fue infinitamente mayor que el de los que solo tenían algo que ganar. Bertold Brecht fue uno de ellos. En este bello poema suyo nos habla de eso: prefirió ser un traidor a los suyos y colocarse del lado de los nadie.

He crecido hijo de gente acomodada.
Mis padres me pusieron un cuello almidonado,
me educaron en la costumbre de ser servido
y me instruyeron en el arte de dar órdenes.

Pero al llegar a mayor y ver lo que me rodeaba,
No me gustó la gente de mi clase,
ni dar órdenes, ni ser servido.

Abandoné mi clase y me uní al pueblo llano.
Así criaron un traidor,
le educaron en sus artes, y ahora él los delata al enemigo.

Sí, divulgo secretos.
Entre el pueblo estoy, y explico como engañan, y
predigo lo que ha de venir, pues he sido iniciado en sus planes.

Descuelgo la balanza de la justicia y muestro sus pesas falsas.
Y sus espías les informan
De que yo estoy con los robados cuando preparan la rebelión.

Me han advertido y me han quitado lo que gané con mi trabajo.
Como no me corregí me han perseguido,
y aún había en mi casa escritos
en los que descubría sus planes contra el pueblo.

Por eso dictaron contra mí una orden de detención
por la que se me acusa de pensar de un modo bajo,
es decir, el modo de pensar de los de abajo.

Marcado estoy a fuego, vaya donde vaya, para todos los propietarios.
Más los NO propietarios, leen la orden de detención y me conceden refugio.
A ti te persiguen, me dicen, por buenas razones.

lunes, 28 de marzo de 2011

Gabriel Aresti

Gabriel Aresti es el gran poeta de la lengua vasca. Nació y murió en el siglo XX en una familia que sabía euskera pero no lo hablaba ni lo transmitía, la gran tragedia de esa maravillosa lengua minoritaria durante el siglo XIX y XX. Gabriel se empeñó en aprenderlo desde pronto y de forma autodidacta, y todo ello en un contexto hostil como era la dictadura franquista. Gabriel rompió el mito del euskaldun conservador y católico: era de izquierdas y no creyente. Pero con la palabra luchó por una lengua que hizo suya y que olía a tierra, a piedra, a madera de haya. Estos dos poemas me gustan mucho: en uno defiende la memoria y el bagaje que los suyos le legaron ("La casa de mi padre"), en otro su derecho a pensar, sentir y hablar ("Si por decir una verdad").

LA CASA DE MI PADRE
(Gabriel Aresti)

Defenderé
la casa de mi padre.
Contra los lobos,
contra la sequía,
contra la usura,
contra la justicia,
defenderé
la casa
de mi padre.
Perderé
los ganados,
los huertos,
los pinares;
perderé
los intereses,
las rentas,
los dividendos,
pero defenderé la casa de mi padre.
Me quitarán las armas
y con las manos defenderé
la casa de mi padre;
me cortarán las manos
y con los brazos defenderé
la casa de mi padre;
me dejarán
sin brazos,
sin hombros
y sin pechos,
y con el alma defenderé
la casa de mi padre.
Me moriré,
se perderá mi alma,
se perderá mi prole,
pero la casa de mi padre
seguirá
en pie.

Versión original: NIRE AITAREN ETXEA
Nire aitaren etxea
defendituko dut.
Otsoen kontra,
sikatearen kontra,
lukurreiaren kontra,
justiziaren kontra,
defenditu
eginen dut
nire aitaren etxea.
Galduko ditut
aziendak,
soloak,
pinudiak;
galduko ditut
korrituak,
errenteak,
interesak,
baina nire aitaren etxea defendituko dut.
Harmak kenduko dizkidate,
eta eskuarekin defendituko dut
nire aitaren etxea;
eskuak ebakiko dizkidate,
eta besoarekin defendituko dut
nire aitaren etxea;
besorik gabe,
sorbaldik gabe,
bularrik gabe
utziko naute,
eta arimarekin defendituko dut
nire aitaren etxea.
Ni hilen naiz,
nire arima galduko da,
nire askazia galduko da,
baina nire aitaren etxeak
iraunen du
zutik.


SI POR DECIR UNA VERDAD
(Gabriel Aresti)

Si por decir una verdad
han de matarme
las hijas,
han de violarme
la mujer,
han de derribar
la casa
donde vivo;
si por decir una verdad
han de cortarme
la mano
con que escribo,
la lengua
con que canto;
si por decir una verdad
han de borrar
mi nombre
de las páginas de oro
de la literatura vasca,
en ningún momento,
de ninguna manera,
en ningún lugar
podrán acallarme.

Versión original: Egia bat esateagatik

Egia bat esateagatik,
alabak
hil behar bazaizkit,
andrea
bortxatu behar badidate,
etxea
lurrarekin
berdindu behar bazait;
Egia bat esateagatik,
ebaki behar badidate
nik eskribitzen
dudan
eskua,
nik kantatzen
dudan
mihina;
Egia bat esateagatik,
nire izena
kenduko badute
euskal literaturaren
urrezko.

domingo, 24 de octubre de 2010

conversando con Miguel

Es el año del centenario de Miguel Hernández, el poeta del pueblo. Lo fue, pero de un pueblo pretérito, que el de hoy solo tiene corazón para sufrir en el fútbol y sus ilusiones se reducen a poder cargar el carro en las rebajas del centro comercial. De todos modos todavía hay gente, y siempre la habrá, que se emociona y siente su poesía fresca y verdadera. Por mi parte, sus versos despidieron a mi padre y me despedirán a mí cuando me toque.
Aquí dejo el tributo que el rapero Nach ha hecho al poeta de Orihuela. Suena bien.

jueves, 30 de septiembre de 2010

malos tiempos para la lírica


El otro día varios compañeros improvisamos en los pasillos del instituto un corrillo: hablamos de la huelga general, de los sindicatos, de la patronal, de Zapatero, de la derecha; un puñado de minutos dieron mucho de sí. Martín se despidió con una frase que creía representar muy bien los días que hoy nos toca vivir: son malos tiempos para la lírica. Todos recordamos esas palabras por ser el estribillo de una canción (mi compañera Isabel me recordó que el grupo musical era Golpes Bajos, yo ya lo había olvidado) pero pocos saben que mucho antes el dramaturgo Bertolt Brecht había escrito un poema con ese título. Fueron tiempos de exilio, de lucha contra el Hitler fascista ("el pintor de brocha gorda"), de resistencia, no había espacio para florituras, para rimas, para contar las bondades del mundo. Así decía el poema:

Ya sé que sólo agrada
quien es feliz. Su voz
se escucha con gusto. Es hermoso su rostro.

El árbol deforme del patio
denuncia el terreno malo, pero
la gente que pasa le llama deforme
con razón.

Las barcas verdes y las velas alegres de Sund
no las veo. De todas las cosas,
sólo veo la gigantesca red del pescador.

¿Por qué sólo hablo
de que la campesina de cuarenta años anda encorvada?
Los pechos de las muchachas
son cálidos como antes.

En mi canción, una rima
parecería casi una insolencia.

En mí combaten
el entusiasmo por el manzano en flor
y el horror por los discursos del pintor de brocha gorda.
Pero sólo esto último
me impulsa a escribir.

Hoy, en nuestro país, tampoco son tiempos para la lírica: el gobierno ha hincado la rodilla ante el capital (tampoco tiene más opciones), los sindicatos mayoritarios están desprestigiados por sus propios errores y los ataques de la derecha; mientras, la patronal observa desde la ventana como si la cosa no fuera con ellos y ninguna responsabilidad tuvieran; por su parte, la derecha política solo cuenta los días, las semanas, los meses que quedan para desembarcar con sus mesnadas para salvar la patria en peligro. Como decía el gran Brecht, aunque el entusiasmo por lo bueno de la vida no lo he perdido, solo la resistencia frente a la tiranía de los mercados y las injusticias que me rodean me incita a escribir.

Por cierto y finalizando, HICE LA HUELGA GENERAL. Sé que fue un moderado fracaso, todos lo sabemos y lo esperábamos. No creo desde hace mucho en los sindicatos mayoritarios, no son ya sindicatos de clase. Hice la huelga al margen de ellos, la hice por que era mi obligación, nunca me hubiera perdonado faltar a una huelga general. Hoy, aprovechando la basura que cubre a los sindicatos mayoritarios (que no son los únicos), amplios sectores de la derecha y la patronal están desprestigiando el papel de los sindicatos en la sociedad y el derecho de huelga, para mí una de las libertades más importantes de las que gozamos. Si esto no se remedia, los trabajadores estaremos pronto a merced de los buitres, que no esperarán a que muramos para empezar su festín.

domingo, 19 de septiembre de 2010

el comandante de las tropas


En su obra poética "El año de 1993", José Saramago incluyó un pequeño relato o cuento poético que quiero reproducir aquí. Habla sobre la libertad y la dominación: una cosa es ser libre y otra cosa es creer que se es libre; seríamos capaces de matar por defender nuestra libertad, pero permanecemos inalterables mientras ésta es socavada de forma sútil, casi inapreciable. El relato se titula "el comandante de las tropas" y dice así:

"El comandante de las tropas de ocupación tiene un hechicero en su estado mayor.

Pero el sentido del honor militar aunque condescendiente en otros casos siempre le impidió utilizar esos poderes sobrenaturales para ganar batallas.

El hechicero tan sólo interviene cuando al comandante de las tropas de ocupación le place usar el látigo.

En esas ocasiones salen ambos a los alrededores de la ciudad y puestos en un punto alto convoca el mago los poderes ocultos y por ellos reduce la ciudad al tamaño de un cuerpo humano.

Entonces el comandante de las tropas de ocupación hace estallar tres veces la punta para habituar el brazo y enseguida fustiga la ciudad hasta cansarse.

El hechicero que entretanto ha asistido respetuosamente apartado apela a los poderes ocultos contrarios y la ciudad vuelve a su tamaño natural.

Siempre que esto acontece los habitantes al encontrarse en las calles se preguntan unos a otros que señales son ésas de latigazos en la cara.

Cuando tan seguros están de que nadie los fustigó ni tal consentirían"

Y yo te pregunto después de leer este cuento, ¿has comprobado si en ocasiones tú también tienes señales de latigazos en la cara?

viernes, 11 de junio de 2010

para empezar

¡Que difícil es dejar vivir!, dejar vivir al hijo, a la pareja, al compañero, al amigo, al vecino, al hermano, al alumno…Que difícil es poder elegir nuestro propio camino sin zancadillas, imposiciones y moralinas. Hay que ser y hacer lo que se espera de nosotros, no podemos fracasar y salirnos del camino, no hay espacio para la duda o la equivocación.

Sobre eso va este maravilloso poema de Gabriel Celaya. Él no respondió a las expectativas y quiso ser él mismo, solamente un poeta.


PARA EMPEZAR

BIOGRAFÍA

No cojas la cuchara con la mano izquierda.

No pongas los codos en la mesa.

Dobla bien la servilleta

Eso, para empezar.


Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece

¿Dónde está Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes?

Le pondré un cero en conducta si habla con su compañero

Eso, para seguir.


¿Le parece a usted correcto que un ingeniero haga versos?

La cultura es un adorno y el negocio es el negocio.

Si sigues con esa chica, te cerraremos las puertas.

Eso, es para vivir.


No seas tan loco. Se educado. Se correcto.

No bebas. No fumes. No tosas. No respires.

Ay si, ¡no respirar! Dar el no a todos los noes.

Y descansar: morir.