a mi padre, que murió soñando con un mundo más justo

Mostrando entradas con la etiqueta cine. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta cine. Mostrar todas las entradas

jueves, 30 de mayo de 2013

no es otra película sobre la Guerra Civil


Oí hablar sobre ella y su paso por el festival de Málaga. Me interesó y quise verla, sin pretensiones. No me arrepentí. En una época en la que ir al cine es un acto de valentía solo accesible a quien pueda gastarse una respetable suma de dinero, hay que saber elegir bien, no jugársela, ir a lo seguro. Yo no iba a lo seguro pero algo me decía que la película merecía la pena.
Es un film notable, con un buen guión que logra acercarse a un periodo tan peliagudo como la Guerra Civil de forma sobria, realista y verdadera. Estoy harto de las películas sobre nuestra contienda, no me gusta como nuestro cine se ha acercado a ese periodo: o lo ha hecho desde la comedia o ha optado por una visión maniquea nada real. La mula es otra cosa. 
La película ha estado rodeada por una polémica que a mí no me interesa. Lo que me interesa es el resultado, y éste merece la pena. Ha sido muy conocida por los problemas durante el rodaje (el director lo abandonó antes de terminar y en los créditos la dirección es anónima), también por los problemas con la autoridad que bloqueó la subvención y casi acabó con el proyecto. Algunos han echado leña al fuego y han catalogado el film como demasiado condescendiente con los golpistas: que el protagonista sea un soldado del bando franquista no significa, ni mucho menos, que la película sea comprensiva con los valores de los insurrectos. De hecho, los personajes republicanos que aparecen (el amigo jornalero del protagonista o el alférez)  están dotados de una gran fuerza moral, rebosan dignidad. Se ha polemizado también sobre la aparente mala calidad de la imagen y desde la producción se ha argumentado que ese efecto anticuado se ha buscado adrede. Reconozco que no soy un entendido en la materia pero creo que buscada o no, esa imagen color sepia, como de otro tiempo, aumenta la sensación de realismo y acerca algunos momentos de la película a la verosimilitud de un documental contemporáneo.
Lo mejor de la película es Mario Casas. Nunca pensé que pudiera decir algo bueno del que hasta hace poco era solo un ídolo de adolescentes. Este actor ya me sorprendió positivamente en Grupo 7 pero ahora hace una buena interpretación acompañado por buenos secundarios entre los que destaca una María Valverde en el papel de una irritante niñata obsesionada con el prestigio social y la búsqueda de un marido "decente". En el largometraje se pretende con fortuna el realismo, por fin una película que muestra la mugre, la suciedad del frente, que muestra a esos reclutas que no entienden de política y solo quieren sobrevivir y reconstruir su vida. Y es que en la Guerra Civil la presencia de voluntarios cargados de ideales fue importante y eso se muestra en La mula (el miliciano amigo suyo o los fascistas que reciben con él la medalla) pero en los dos bandos, especialmente en el franquista, el peso de los soldados de reemplazo, de los chavales quintos fue abrumador. La mayoría de esos críos no estaban involucrados en el conflicto ideológico pero se vieron arrastrados al frente. Ese realismo del que hablamos se ve acentuado por la destrucción reinante, por el ambiente opresivo y desangelante conseguido con el predominio de tonos apagados. De todos modos, aunque la película tiene momentos muy duros, hay también sitio para la sonrisa aprovechando la relación del protagonista con la mula y la situación esperpéntica generada cuando el protagonista es condecorado. 
Largometrajes como éstos son necesarios para rellenar un hueco en el cine que interpreta nuestra historia y que últimamente ha sabido también afrontar con éxito el análisis del periodo justamente posterior, la Posguerra. Películas como Miel de naranjas o La voz dormida lo atestiguan.

            

jueves, 1 de septiembre de 2011

la calumnia

El otro día me acerqué al ciclo de cine de Caja Duero en Cáceres. Voy de vez en cuando, alguno de los pocos dias laborables que paso en verano en la ciudad. Durante el estío alternan películas de rigurosa actualidad con clásicos estadounidenses, haciendo más soportable el tedio que invade la capital cacereña en verano. Aunque las películas no son en versión original, merece la pena acercarse.
Ese día proyectaban "La calumnia" (The children's hour) dirigida por William Wyler en 1961. A mi pareja le gusta el cine clásico americano y allí nos presentamos. Reconozco que era reticente, el elenco de actores no me apasionaba: Shirley MacLaine nunca me ha interesado; de Audrey Hepburn nunca he soportado su aire de señorita de cristal, delicada y sofisticada; James Garner me parece insípido. Pero la sorpresa fue mayúscula. No desvié la atención de la pantalla durante más de hora y media, es una historia valiente, intensa, dramática y tremendamente moderna, nos muestra un Hollywood nada complaciente, incisivo y capaz de afrontar en época tan temprana un tema tan peliagudo como el amor entre dos mujeres. Si la homosexualidad masculina era un tema tabú en los sesenta, lo eran aún más las relaciones lésbicas. Siendo enseñantes las protagonistas, la situación se complica aún más.
Pero no sólo sorprende la valentía al afrontar este tema, sino como lo trata. Los prejuicios sociales, el miedo a lo diferente, la intolerancia y la maldad destruyen la vida de dos mujeres. El mensaje del director es claro: fueron acusadas falsamente de relaciones lésbicas pero si hubieran sido ciertas esas relaciones, ¿qué hubieran tenido de condenables?.
Hay momentos de gran intensidad dramática, verdaderamente memorables que logran cortarte la respiración. Y el final, trágico, no deja dudas: en esos años otras formas de amar eran sencillamente imposibles. Su supuesta "perversión" resultaba más inadmisible si tenemos en cuenta que las protagonistas eran maestras, educadoras transmisoras de valores. La película incide en la profesionalidad y vocación de las mujeres para contrastarlas con el rechazo total que reciben de la comunidad en cuanto se extiende la mentira.
La crítica social es brutal: frente a una sociedad mojigata y ultraconservadora, que no duda en acusar sin fundamento, dos mujeres lucharán hasta el final por mantener su dignidad. Las protagonistas logran bordar sus papeles mientras que los actores secundarios alcanzan también gran nivel: destacan la niña delatora y su abuela, cuya interpretación es magnífica; también es destacable la actuación de James Garner, el novio desorientado y finalmente abrumado por su entorno.
No entiendo como hoy, cuando el tema del respeto a la orientación sexual ha alcanzado tanta importancia, esta película permanece en un injusto segundo plano y es desconocida para una amplia mayoría. Muy, pero que muy recomendable verla, os lo aseguro.

domingo, 16 de enero de 2011

Contracorriente



Hace unos meses tuve la suerte de asistir a la proyección de una gran película peruana titulada CONTRACORRIENTE y encuadrada en el Festival de Cine Gay y Lésbico de Extremadura. La cinta es pura poesía. Con un lenguaje muy lírico y recreándose continuamente en un paisaje duro pero bello, Javier Fuentes-León construye una relación intensa y prohibida en un contexto que no muestra totalmente hostil pero si complejo y adverso.
En un pequeño pueblo de pescadores de la costa peruana un niñato blanco, bohemio y culto, mantiene una relación amorosa clandestina con un pescador humilde, casado y en espera de un niño. La relación de Miguel (el pescador) con sus amigos, con su mujer y sobre todo, con su amante configura un personaje que va cargándose de dignidad y orgullo, que va asumiendo su verdad. Su amor prohibido sobrevive a la muerte de su compañero y el director juega con una antigua tradición de pescadores para permitirles vivirlo sin restricciones (según esa tradición las almas de los muertos vagaban por la tierra hasta que eran encontrados los cuerpos y lanzados al mar en una ceremonia).
Este film es también un homenaje a un modo de vida, el de los pescadores de bajura de la costa del Perú. Pero, sobre todo, es una reinvindicación de la libertad sexual, del derecho de todos los seres humanos de vivir la sexualidad con dignidad, de la necesidad de romper barreras y exigir tu derecho a querer a quien quieras, sea o no de tu mismo sexo.
El final es de gran intensidad y culmina una película excelente y altamente recomendable. El protagonista rompe las cadenas que impone el entorno social y en un arranque de dignidad logra la comprensión e, incluso, el respeto de parte de su comunidad.

viernes, 8 de octubre de 2010

Fish Tank

Fish Tank (R.U., 2009, direcc. Andrea Arnold) es una magnífica película. Ganadora de varios premios (Bafta británico, Festival de Cannes), hace algún tiempo la disfruté en la Filmoteca de Extremadura y desde entonces he pensado en escribir sobre ella. El tema social ha tenido siempre su espacio en el cine británico, son numerosos los retratos de la clase obrera o de sectores marginales, la vida en sus barrios, sus anhelos, sus frustraciones. El más conocido en Europa es, sin duda, Ken Loach; su obra ha trabajado reiteradamente el tema, lo ha hecho desde una perspectiva militante, en ocasiones, demasiado idealizadora y, quizás, simplificadora.

Para mí Fish Tank supera esa perspectiva y se acerca al mundo de una adolescente en una familia desarticulada y carente de recursos de una forma más natural, casi de forma parecida al cine documental; no hay militancia directa, pero el resultado es igual de combativo: no todos tenemos las mismas posibilidades, las gentes que nacen en el entorno en el que nace la protagonista (la actriz Katie Jarvis) tratan de buscar su propia salida, y rara vez es exitosa; carentes de conciencia social, su lucha es instintiva, las posibilidades de promoción social mínimas. Mia busca cumplir su sueño de bailar y fracasa; se enamora de quien no debe y fracasa; su vida familiar es también un fracaso: su madre fue una joven madre soltera que nunca asumió sus nuevas responsabilidades. Ella carece de amigos, los pocos que tiene los pierde; termina encontrando a un joven marginal, sin futuro como ella. Su relación es confusa, lo cierto es que los dos necesitan no estar solos.

miércoles, 28 de abril de 2010

Paseo


Este cortometraje de Arturo Ruíz Serrano lo descubrí en un curso de cine, en él no hay un solo tiro, casi no aparecen armas, pero su dureza abruma; la última escena te corta la respiración. Hay mucha ternura, hay tristeza, hay miedo y, sobre todo, hay mucha dignidad, y un deseo: que no haya más paseados ni más guerras. Nunca nadie debería ser asesinado por sus ideas. Aunque esas ideas sean nauseabundas, las personas son personas, el valor de una sola de ellas es infinito. Preciosos los versos que se escuchan del poema de Benedetti “Corazón coraza”.