a mi padre, que murió soñando con un mundo más justo

jueves, 1 de septiembre de 2011

la calumnia

El otro día me acerqué al ciclo de cine de Caja Duero en Cáceres. Voy de vez en cuando, alguno de los pocos dias laborables que paso en verano en la ciudad. Durante el estío alternan películas de rigurosa actualidad con clásicos estadounidenses, haciendo más soportable el tedio que invade la capital cacereña en verano. Aunque las películas no son en versión original, merece la pena acercarse.
Ese día proyectaban "La calumnia" (The children's hour) dirigida por William Wyler en 1961. A mi pareja le gusta el cine clásico americano y allí nos presentamos. Reconozco que era reticente, el elenco de actores no me apasionaba: Shirley MacLaine nunca me ha interesado; de Audrey Hepburn nunca he soportado su aire de señorita de cristal, delicada y sofisticada; James Garner me parece insípido. Pero la sorpresa fue mayúscula. No desvié la atención de la pantalla durante más de hora y media, es una historia valiente, intensa, dramática y tremendamente moderna, nos muestra un Hollywood nada complaciente, incisivo y capaz de afrontar en época tan temprana un tema tan peliagudo como el amor entre dos mujeres. Si la homosexualidad masculina era un tema tabú en los sesenta, lo eran aún más las relaciones lésbicas. Siendo enseñantes las protagonistas, la situación se complica aún más.
Pero no sólo sorprende la valentía al afrontar este tema, sino como lo trata. Los prejuicios sociales, el miedo a lo diferente, la intolerancia y la maldad destruyen la vida de dos mujeres. El mensaje del director es claro: fueron acusadas falsamente de relaciones lésbicas pero si hubieran sido ciertas esas relaciones, ¿qué hubieran tenido de condenables?.
Hay momentos de gran intensidad dramática, verdaderamente memorables que logran cortarte la respiración. Y el final, trágico, no deja dudas: en esos años otras formas de amar eran sencillamente imposibles. Su supuesta "perversión" resultaba más inadmisible si tenemos en cuenta que las protagonistas eran maestras, educadoras transmisoras de valores. La película incide en la profesionalidad y vocación de las mujeres para contrastarlas con el rechazo total que reciben de la comunidad en cuanto se extiende la mentira.
La crítica social es brutal: frente a una sociedad mojigata y ultraconservadora, que no duda en acusar sin fundamento, dos mujeres lucharán hasta el final por mantener su dignidad. Las protagonistas logran bordar sus papeles mientras que los actores secundarios alcanzan también gran nivel: destacan la niña delatora y su abuela, cuya interpretación es magnífica; también es destacable la actuación de James Garner, el novio desorientado y finalmente abrumado por su entorno.
No entiendo como hoy, cuando el tema del respeto a la orientación sexual ha alcanzado tanta importancia, esta película permanece en un injusto segundo plano y es desconocida para una amplia mayoría. Muy, pero que muy recomendable verla, os lo aseguro.

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