a mi padre, que murió soñando con un mundo más justo

miércoles, 19 de octubre de 2011

escuela pública fatigada


Hace varios años una amiga me regaló esta estampa que aquí presento y que titulé "escuela pública fatigada". Me gustó, se la pedí y hoy está en mi balda del departamento de CCSS de mi instituto. Me pareció muy ilustrativa y hoy la considero de plena actualidad.
La escuela pública debería ser la niña mimada del país, sin embargo, es la fregona, la hija fea a la que se obliga a barrer y limpiar hasta el agotamiento, mientras sus hermanas pijas y remilgadas ni se plantean mancharse y tienen todo lo que desean. Como símbolo de libertad y cambio social, debería ser considerada el gran motor de desarrollo humano, social y económico del país. Tendría que ser cuidada y defendida con ahínco, la sociedad debería prestigiarla y enorgullecerse de ella. 
Pero que lejos de la realidad. La escuela pública ha sido olvidada cuando no repudiada. Hoy sus profesionales son vagos que no quieren trabajar (aunque los que atizan esas falacias pretendan considerarlos autoridad pública), las clases medias y medias-bajas huyen despavoridas de unos centros educativos que consideran de segunda categoría y la enseñanza pública va camino de convertirse en una "enseñanza asistencial" en las grandes ciudades. Y para eso no hará falta mucho presupuesto: para enseñar lo básico a inmigrantes, pobres y "retrasados" varios bastará con calderilla.
Tal y como está planteada hoy, muchos piensan que la educación pública es, además de cara, peligrosa. Lo es porque garantiza la libertad de enseñanza, porque es una puerta abierta a una visión diversa del mundo que nos rodea. En nuestros centros hay todo tipo de alumnos (al menos de momento) y todo tipo de profesores, incluso gente como yo. Siempre he pensado que duraría menos de tres minutos en la inmensa mayoría de los centros privados y concertados. Estoy seguro que muchos padres de buena familia prefieren centros concertados o privados, entre otros motivos, porque así tienen garantía de que a sus hijos no les "manipularán" educadores como yo. Quieren estar seguros que sus hijos no se contaminarán con ideas "absurdas", con librepensamientos; quieren garantías de que nadie se saldrá de la foto ni les enseñará otros caminos a los transitados.
Hoy, cuando observo la estampa de la que empecé hablando, veo una casa con vida pero con claros signos de agotamiento, conformista, que asume con resignación su nada halagüeño destino. Pero dentro, aunque no los veo, sé que hay todavía algunos niños con ganas de aprender y buenos profesionales (los mejores) que conservan suficiente orgullo y dignidad para negarse a aceptar la hoja afilada de la guillotina que algunos les tienen reservada.

4 comentarios:

Álvaro dijo...

Tienes toda la razón del mundo,aunque siempre quedará (o al menos eso espero) profesorado como tu... y aunque parezca un poco altivo, alumnado como yo. Seguro que mi abuelo paterno(humilde piconero, empeñado que sus nietos estudiasen) me decía siempre estudia,estudia y no te dejes manipular por nadie... estoy seguro que estaría orgulloso que me educasen gente como tu.

Juan Carlos Doncel Domínguez dijo...

gracias por esas bonitas palabras tuyas, Álvaro

Pedro C. dijo...

Entiendo que haya Escuela libre y Escuela privada ... pero la existencia de la Escuela concertada en la actualidad es una tomadura de pelo; puede que haya habido tiempos en los que las infraestructuras públicas eran insuficientes, pero ya no es así, por lo tanto no se debe permitir que haya empresarios que con dinero público contraten a profesores con el criterio que les de la gana (aunque me lo puedo imaginar)y ocupen plazas públicas a las que no tienen acceso interinos y funcionarios.

Juan Carlos Doncel Domínguez dijo...

Qué razón tienes, Turrina