a mi padre, que murió soñando con un mundo más justo

sábado, 19 de junio de 2010

haz lo que debas (despedida a José Saramago)




Hoy he hecho lo que debía. Me he ido a Lisboa a despedirme de José Saramago, y no lo he hecho solo. Esta mañana estaba planchando mientras oía en la SER hablar de lo que había supuesto la conciencia y la obra del querido escritor portugués y me emocioné escuchando a los oyentes sobre lo que para ellos había supuesto su vida y su muerte. En la web de la Fundación José Saramago aparecía el horario en el que estaría abierta la capilla ardiente. Empecé a darle vueltas a la idea, ¿por qué no me voy a despedirlo? por pocas personas hubiera recorrido 700 km, por el autor de Memorial del Convento sí. Mi hermano me falló como acompañante, no podía aunque quería; pensé en mi compañero y amigo Martín, muchas veces habíamos hablado sobre nuestro amor por Portugal y nuestra admiración por el Premio Nobel, recordé que él lo leía también en portugués. Le llamé a Badajoz, no pudo decirme que no; solo tardó veinte minutos en decirme que sí.

Comenzó entonces un gran día. A las cinco estábamos en Lisboa, cruzando el soberbio Puente 25 de abril y admirando la belleza de la capital portuguesa. Parada rápida en la librería Bertrand en Chiado para comprar en portugués Memorial do Convento. Antes de las 6 de la tarde ya formábamos parte de la cola ante la Cámara Municipal, con la bandera lisboeta a media asta (ver foto), cada vez más nerviosos; el ambiente tranquilo, el portugués es sosegado, nada ruidoso. La cola se movía rápido, entablamos conversación con una pareja portuguesa, pocas palabras pero suficientes, admiraban su obra, no faltaba un solo libro de Saramago en su biblioteca. Con respecto a su faceta militante y comprometida se mostraban precavidos, parecían no querer mostrar sus cartas, por si acaso. Daba igual, alguien que tiene toda la obra de José es difícil que no comulgue, al menos en parte, con su concepción del mundo.

Subimos las escaleras del Palacio Municipal, era emocionante para los que hubiéramos dado mucho por conocerlo en vida y ahora nos conformábamos con despedirlo ya muerto. Cuando nos tocó entrar en el salón principal donde estaba su féretro nos sorprendimos, no había cristal, estaba allí delante de nosotros, el autor de Alzado del Suelo. Nos tocó situarnos delante, nerviosos, ojos vidriosos, compujidos. No recuerdo que hizo Martín, en esos segundos solo recuerdo que yo levanté el puño izquierdo y le lancé un beso. Cuando nos retirábamos volví a levantar el puño en señal de adiós. Esperamos una nueva cola, ahora para firmar en un libro y poner unas sentidas palabras. Al salir el señor que habló con nosotros en la cola inicial nos esperaba para despedirse y desearnos boa viagem; atentos y educados, así son los portugueses.

Paramos breve tiempo en la Praça do Comercio, Martín compró un brinquedo (juguete) sencillo, de los de antes, para su niña y nos encaminamos por Baixa hacia el coche, por las mismas calles que el protagonista de Sostiene Pereira (maravillosa obra no de Saramago, sino de Tabucchi) recorrió por última vez antes de abandonar su amada Lisboa. Una última parada en un pequeño café con terraza junto a la Praça Marqués de Pombal y vuelta para nuestra tierra, también en esa Iberia que tanto quiso José. Mientras recorrimos Lisboa, pudimos ver las banderas a media asta, en centros oficiales, hoteles, teatros; esta vez no honraban a gobernantes, deportistas o grandes artistas, honraban al nieto de un jornalero de Azinhaga.

Aquel que no se haya emocionado nunca con las palabras del escritor de Todos los nombres y no haya conocido su obra, puede pensar que hemos hecho una tontería. Pero nosotros creemos que hemos hecho lo que debíamos.

7 comentarios:

luma dijo...

Gracias por compartir la experiencia de despedir a Jose Saramago.
A mi me hubiera encantado hacer ese recorrido, tu me has dado la oportunidad de hacerlo a traves de tus emociones.
Todas las Navidades esperaba mi regalo ,la última novela de Saramago.
Ahora volveré a leer una a una toda su obra , para que siempre me acompañe.
Un abrazo .

Juan Carlos Doncel Domínguez dijo...

Gracias por tu comentario.Somos muchos los que releeremos su obra. Salud

Isabel dijo...

¡Qué buena idea tuvísteis los dos! Un trozo de todos nosotros ha estado delante del ataúd de Saramago. Gracias.

María Calvo Fernández dijo...

Nunca comento las entradas, pero hoy ...... me habéis emocionado especialmente. Por si no lo sabías sigo tu BLOG a través del buzz porque me conectó Martín a tu blog.
Me alegro por ambos que hicieseis ese viaje.

Martín Núñez dijo...

Y ni que decir tiene que también fue una buena experiencia personal entre dos compañeros. Algo para contar. Salud Don Juan Carlos.

Eva Pajuelo dijo...

Qué emocionante e inolvidable debe haberos resultado asistir a la despedida de un hombre tan excepcional y extraordinario como José Saramago.
A él le doy las gracias por haberme enriquecido tanto, por su apoyo a los desheredados de este mundo, por su sentido ético, por su integridad, por su sencillez, por su inteligencia, siempre removiendo nuestras conciencias. Gracias por ese maravilloso legado literario que siempre nos acompañará. Descanse en paz.

Juan Carlos Doncel Domínguez dijo...

Eva, te agradezco que hayas echado un vistazo al blog. Hoy, precisamente, he acabado de releer la que para mí es su mejor obra, "Memorial del Convento"; mañana empezaré a releer la caverna. Somos muchos los que queríamos a José.