a mi padre, que murió soñando con un mundo más justo

viernes, 30 de noviembre de 2012

los hijos de los pobres


Los hijos de los pobres son más tontos, más inútiles, su fracaso escolar es mucho mayor, su interés y motivación escasa. Muchos, aunque quieran, no valen.
Los hijos de los pobres tiene padres gañanes, haraganes, indolentes, conformistas, incapaces de valorar la cultura.
A los hijos de los pobres la altiva clase media los mira con desdeño y algo de asqueo.
Los hijos de los pobres solo sirven para poner ladrillos, limpiar la casa de otro o recoger peras, como sus padres, sus abuelos, sus bisabuelos.
De los hijos de los pobres no debemos fiarnos, ni siquiera de los hijos de los pobres que han conseguido dejar de serlo. Más de uno está resentido y no perdona.
Yo mismo soy hijo de un pobre y se nota. Ni para profesor valgo. No enseño lo necesario, lo importante: no enseño a ser productivo, eficaz, competitivo porque yo mismo tampoco lo soy. Soy un profesor cansado que se dedica a la estéril tarea de transmitir como puede un puñado de valores que ya no valen para nada y que en un futuro muy próximo no serán más que un lastre, un enseñante que prefiere seguir batallando en un centro perdido lleno de nietos e hijos de pobres a terminar en un instituto de un pulcro barrio urbano de clase media sin un papel en el suelo pero mucha basura en el alma. Pero  ¿qué se puede esperar del hijo de un pobre?, del hijo de uno de esos niños descalzos a los que Alberti dedicó en los años treinta aquel bellísimo poema que dice así:

LOS NIÑOS DE EXTREMADURA
VAN DESCALZOS.
¿QUIÉN LES ROBÓ LOS ZAPATOS?
LES HIERE EL CALOR Y EL FRÍO.
¿QUIÉN LES ROMPIÓ LOS VESTIDOS?
LA LLUVIA
LES MOJA EL SUEÑO Y LA CAMA.
¿QUIÉN LES DERRIBÓ LA CASA?
NO SABEN
LOS NOMBRES DE LAS ESTRELLAS.
¿QUIÉN LES CERRÓ LAS ESCUELAS?
LOS NIÑOS DE EXTREMADURA
SON SERIOS
¿QUIÉN FUE EL LADRÓN DE SUS JUEGOS?

Las preguntas son retóricas. Cualquiera que sepa de historia sabe quiénes fueron, sabe sin dudarlo la respuesta a las preguntas de Alberti: fueron los abuelos y bisabuelos de los que hoy con la escusa de la crisis pretenden dejar otra vez a los hijos de los pobres sin zapatos, sin vestidos, sin casa y sin escuela.

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