Yo tengo mucha suerte, no me corren por la calle a pedradas. En la España carpetovetónica de la que hablaba Unamuno y de la que Extremadura es paradigma, palabras como libertad de culto (¿de qué?), separación iglesia-Estado y aconfesionalidad son palabrería hueca. En la reserva espiritual de España todavía hay muchos individuos que consideran que el catolicismo es una característica esencial e intrínseca que define España, como a mi me define la calvicie o a la Casa Blanca de Washington la define su blancura. Si España no es católica ya no es España. Para ellos la aconfesionalidad se reduce a que en esa ESPAÑA CATÓLICA los no creyentes (o con otras creencias) nos tenemos que conformar con ser tolerados y no perseguidos, ¡qué más queremos!. BASTANTE QUE NO NOS CORREN POR LA CALLE A PEDRADAS.
Cuando hace algunos años me casé por lo civil, alguna persona me recordó reiteradamente que es como si no estuviera casado, que eso no era casarse. Yo me tenía que morder la lengua, al fin y al cabo, tenía suerte, no me corrió por la calle a pedradas. Luego, cuando alguién encontraba sobre mi mesa algún libro "prohibido" (el titulado Dios no es bueno, de Hitchens, es mi preferido) no dudaba en lanzar en mi cara una frase del tipo "ese escritor es gilipollas y ese libro no dice más que estupideces". Yo, asombrado, me callaba ya que, al fin y al cabo, tenía suerte, no me corren por la calle a pedradas. En varias ocasiones me han sometido a un proceso casi inquisitorial cuando han descubierto que si tuviera hijos no los bautizaría e intentaría (como hacen ellos, aunque con sentido crítico y tolerante) transmitirles mis valores y no-creencias: "¿quién eres tú para negarle la salvación a un niño pequeño?, ¿y si se muere en la niñez y sin bautizar?, ¿serías capaz de impedirle conocer la biblia?, pero ¿quién te crees que eres? ¿dios?, como se te ocurre, lo lógico es que lo bautices y luego de mayor que el elija". Pero yo soportaba todo este embate con una enorme dosis de respeto y saber estar, evitando la confrontación estéril, al fin y al cabo, tenía suerte, no me corrían por la calle a pedradas. En otras ocasiones, cuando he intentado defender la solidez de mi ideas, que no eran fruto pasajero de una rebeldía de juventud, me han respondido con sorna, con cierto desprecio: "Más altas torres han caído"; cuando yo les decía que también podían caer "sus torres", se revolvían en sus asientos y afirmaban categóricamente que su fe soportaría huracanes y diluvios universales. Pero hace poco la cosa llegó a puntos surrealistas: alguién hizo un último intento por evangelizarme humillándome de forma evidente, mi educación me impidió reaccionar con ira, además tenía suerte, no me correrían por la calle a pedradas; se han atrevido a decirme que como es posible que siendo una persona seria y educada, nada vicioso ni salido, no haya abrazado la fe (los ateos deben de ser para ellos bestias sedientas de sangre y sexo), y me han asegurado que haré como todos los que piensan como yo, antes de morir nos acojonaremos y nos arrodillaremos ante el señor, "antes de morir te arrepentirás, todos lo hacen", fueron palabras textuales. Yo me pregunté ¿de que puñetas me tengo que arrepentir yo?, pero aguanté el envite, cerré los puños y dí una lección de saber estar y educación (la que un ateo como mi padre supo enseñarme) y pensé: SI TIENES SUERTE, POR LO MENOS NO TE CORREN POR LA CALLE A PEDRADAS (no como al maestro republicano de La lengua de las mariposas, a ese sí lo apedrearon).
Nota: Estas escenas que aquí cuento con altas dosis de ironía las he vivido personalmente, y no las protagonizaron solo personas mayores, ni mucho menos. Los había con treinta y tantos y cuarenta y tantos. ¡Qué pena!.
3 comentarios:
SI DIOS FUERA MUJER
¿Y si dios fuera mujer?
pregunta juan sin inmutarse
vaya vaya si dios fuera mujer
es posible que agnósticos y ateos
no dijéramos no con la cabeza
y dijéramos sí con las entrañas
tal vez nos acercáramos a su divina desnudez
para besar sus pies no de bronce
su pubis no de piedra
sus pechos no de mármol
sus labios no de yeso
si dios fuera mujer la abrazaríamos
para arrancarla de su lontananza
y no habría que jurar
hasta que la muerte nos separe
ya que sería inmortal por antonomasia
y en vez de transmitirnos sida o pánico
nos contagiaría su inmortalidad
si dios fuera mujer no se instalaría
lejana en el reino de los cielos
sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno
con sus brazos no cerrados
su rosa no de plástico
y su amor no de ángeles
ay dios mío dios mío
si hasta siempre y desde siempre
fueras una mujer
qué lindo escándalo sería
qué venturosa espléndida imposibe
prodigiosa blasfemia
Mario Benedetti
Si dios fuera mujer todo sería diferente seguro. Ella nos esperaría con los brazos abiertos en la puerta del infierno, donde vamos a ir seguro, segurísimo. Mientras, ellos se van a comer con patatas un cielo aburrido, lleno de amargura y mentiras.
No te confundas ... las torres de las religiones no caerán, pues han tenido una metamorfosis, ahora (desde hace mucho) son torres del poder.
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