a mi padre, que murió soñando con un mundo más justo

domingo, 16 de enero de 2011

Contracorriente



Hace unos meses tuve la suerte de asistir a la proyección de una gran película peruana titulada CONTRACORRIENTE y encuadrada en el Festival de Cine Gay y Lésbico de Extremadura. La cinta es pura poesía. Con un lenguaje muy lírico y recreándose continuamente en un paisaje duro pero bello, Javier Fuentes-León construye una relación intensa y prohibida en un contexto que no muestra totalmente hostil pero si complejo y adverso.
En un pequeño pueblo de pescadores de la costa peruana un niñato blanco, bohemio y culto, mantiene una relación amorosa clandestina con un pescador humilde, casado y en espera de un niño. La relación de Miguel (el pescador) con sus amigos, con su mujer y sobre todo, con su amante configura un personaje que va cargándose de dignidad y orgullo, que va asumiendo su verdad. Su amor prohibido sobrevive a la muerte de su compañero y el director juega con una antigua tradición de pescadores para permitirles vivirlo sin restricciones (según esa tradición las almas de los muertos vagaban por la tierra hasta que eran encontrados los cuerpos y lanzados al mar en una ceremonia).
Este film es también un homenaje a un modo de vida, el de los pescadores de bajura de la costa del Perú. Pero, sobre todo, es una reinvindicación de la libertad sexual, del derecho de todos los seres humanos de vivir la sexualidad con dignidad, de la necesidad de romper barreras y exigir tu derecho a querer a quien quieras, sea o no de tu mismo sexo.
El final es de gran intensidad y culmina una película excelente y altamente recomendable. El protagonista rompe las cadenas que impone el entorno social y en un arranque de dignidad logra la comprensión e, incluso, el respeto de parte de su comunidad.

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