"Hace unos días una flotilla de barcos terroristas intentó trasladar armas y crueles asesinos entrenados en Afganistán a la franja de Gaza, con la intención de reforzar a las fuerzas integristas palestinas que tienen como único objetivo la destrucción de Israel por el simple gusto de hacerlo. Podrían vivir con comodidades en su inmensa franja de terreno sin molestar a nadie, pero están decididos a amargar la vida al pacífico pueblo israelí.
La flotilla terrorista fue asaltada en aguas territoriales hebreas por el ejército judío como único medio de proteger sus aguas y su seguridad. Desde el principio, los soldados sufrieron el acoso de los terroristas que contaban con todo tipo de armamento sofisticado y tenían intenciones criminales. Las fuerzas especiales israelíes intentaron ocasionar el menor daño posible sobre los saboteadores; a pesar de ello, tuvieron que abatir a algunos, muy pocos.
Desde entonces, la cortina de humo lanzada por los grupos de poder palestinos, de enorme influencia en los medios de comunicación occidentales, ha conseguido que buena parte del mundo se indigne contra el único Estado que respeta los derechos humanos y los tratados internacionales en el Oriente Medio. El trato que recibe Israel es una enorme injusticia y es fruto de la pervivencia de profundos sentimientos antisemitas y de la intoxicación permanente provocada por el influyente lobby árabe".
Los acontecimientos no se desarrollan como de verdad ocurren, sino como nos dicen que ocurren. Hoy más que nunca el control de la información es la clave en el nuevo e inquietante mundo que se avecina.
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